miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Y vos qué Das?













Alguna vez, mi abuela me contó que el General Gustavo Rojas Pinilla era diabético. Según ella, la prolongación en el poder por parte del caudillo militar lo hizo merecedor de gran variedad de seudónimos, los cuales iban desde care limón hasta Rojas Salinas. Hoy, 50 años después de su retiro obligado (por el famoso golpe de opinión) El General es recordado como un pacifista y un modernista, el cual impulsó el voto femenino, introdujo la televisión, fortaleció la educación pública y la infraestructura del país, además creó el SENA y automatizó la telefonía urbana y rural.


Lastimosamente, este hombre por su condición de hipoglucemico nunca pudo disfrutar un día de los brujitos (Halloween para los más americanizados), tampoco le alcahueteaba a Samuelito para el cofio ni el minisigüi y nunca supo a qué sabía la cuajada con melado. En algunos pacientes diabéticos los cambios de humor pueden ser una constante. Y no es para más, hace 58 años el señor Rafael Molano Olarte concibió en la capital de la republica una pitanza de dioses la cual llamó “Chocoramo”, producto que ha hecho parte de generaciones de consumidores y de tenderos en nuestra patria.


Fue así, como un 31 de Octubre de 1953 al General se le colmó la paciencia, ya estaba aburrido de hacer y hacer cosas por los otros. Vivía triste al no tener el simple y meloso gusto de saborearse un dulcecito (así fuera un confite de anís) A la sazón y como dice la expresión "Trick or Treat" al no haber dulce, toca truco. El mandatario invocó fuerzas del más allá y del más acá, pactó con piratas, manilargüelos y mala carosos. Y como por arte de magia, un día de brujas de 1953, el General Rojas Pinilla creó el Departamento Administrativo del Servicio de Inteligencia Colombiano (DAS). Ya van para los 56 años y aún la artimaña sigue viva.


Medio siglo después de intercepciones, espías, infiltrados y perseguidores, 50 años de una amplia y dolorosa estela de vínculos con el narcotráfico y el paramilitarismo, con la muerte y el olvido a cuestas. Quisiera ahondar en un tema que aunque parezca desabrido, resulta indignante e innecesario. Estoy hablando del trámite para expedir el pasado judicial. El seudónimo: “el país del sagrado corazón” puede ser reemplazado por el de “el país del trámite”, y no es para más, en Colombia para todo hay que hacer fila. Y la mayoría de las veces, como por castigo divino, tenemos que hacer cola por las famosas “caídas del sistema” (que no son más que reiniciadas, pues, el funcionario mediocre aceptó una carpeta .zip desde el msn, la cual decía “aceita minha foto, sou uma garota gustosa”),


La diligencia del pasado judicial representa el estandarte de las Colombianadas. En primer lugar debemos “coronar” la llamada, de lunes a viernes de 7am a 12m (marque, ocupado, redial) repita el ejercicio unas 200 veces e inténtelo por toda la semana. ¡Por fin, cuando el dedo índice está morado te contestan! Pero gran decepción nos llevamos al oír una maquina contestadora que habla como el hijo ilegitimo de la casa voladora y C3po (bip bip). Te tomás las fotos 3x4, hacés una fila de casi 1 hora en el banco y pagás los “derechos” por la cita. Después a esperar con locas ansias por tu oscuro pasado.


El día de la cita no puede ser peor, te filan contra un muro verde pálido y unos tubos que parecen de frigorífico (rumbo al matadero) los funcionarios no te piden el favor “te ordenan”, no proponen “exigen” y no hablan “aúllan”. La fila parece interminable, el mecanismo de flujo de usuarios es obsoleto y el trato hacia las personas es con esa vomitable actitud matonezca. Todos, absolutamente todos los funcionarios del DAS parecen aburridos ¿Será que todos son diabéticos? No parecía, pues cierto personaje de traje, canas, cachete colorao y con 4 peripatéticos detrás, entró como pedro por su casa, saludo a todo el mundo, se le tomó la huella en tiempo record, le aceptaron la foto 4x4 y se largó hacia su camioneta blindada, todo esto en tan sólo 5 minutos.


Al salir de aquel lugar dantesco me queda la satisfacción de un año sin volver al averno. 56 años después me parece comprensible ¿Cómo no iba a estar aburrido el General, si no podía comerse un delicioso chocoramo acompañado de una refrescante avena caleña?

jueves, 5 de febrero de 2009

Elogio al bozo












Lo acepto: Me desbordo de felicidad al retomar mis actividades blogueras, a mis pocos, pero fieles lectores, los que eché tanto de menos, los saludo con meloseria y regocijo.


Dentro de mis múltiples expectativas para el 2009, además de conocer la nieve, he dedicado incontables horas reflexivas narcisistas a mi bigote, desde el año pasado vengo con la idea de dejarme proliferar el mostacho y hoy puedo decir con jolgorio que: ¡he cumplido!


Siempre inquieto por las sutilezas de la vida, emprendí esta maravillosa empresa. Después de 15 días de ermitañismo salvaje, mi bigote incansablemente sufrió una metamorfosis hasta llegar a la etapa monera - o pluricelular que llaman- Ya era un sólo ente, una mancha, un parche él cual no se sabía si pertenecía al reino animal o al vegetal, mi rostro sufrió una aleación polimérica feroz; olvidando el escasito musgo que me adornaba la parte superior labial, emergió de mi rostro una pequeña brochita para pintores principiantes.


Admito que siempre fui de las personas que creían, que para portar un mostacho, se necesitaba de un estilo fachendoso y vanguardista. No era fácil crecer viendo a Tom Selleck - un galán exitoso, peligroso y de bigote- , hasta resultaba una ofensa pretender igualarlo. A esta altura de mi vida, pensé, no importa tener menos elegancia y clase que muchos cari barbados, pocos seres humanos nos damos el gusto de despojarnos del vello facial cuando se nos da la gana.


Es así como tuve la valentía de salir a la calle y prestar atención a las reacciones del prójimo. Algunos conocidos se carcajearon, otros, con menos confianza aludieron mi bigote – obviamente con un toquecillo cáustico y chocarrero- Sin embargo hubo alguien que los sobrepasó. Mi abuela con gran satisfacción, encontró cierta semejanza de mi bigote con el de Charles Bronson – el bien conocido vengador anónimo - No solamente le bastó con compararme con el último “Macho de Hollywood”, también insinuó que me lo dejara permanente.


Eso sí, no quise convertirme en un antihéroe, para dármelas de berraco y darle gusto a mi antecesora, me dejé el bigote toda la tarde. Esa misma noche, con satisfacción de consumar mi primer propósito para el 2009, rasuré la vellosidad que a mi parecer, voy a portar con orgullo en unos 30 años.


Refinados del vello facial se refieren al estilo que me dejé como un “Brocheté”. Los europeos le llaman genéricamente un “Guy Fawkes”, término que en Colombia han adaptado para llamarle un “Don Chinche”.


¡Oyeron! metrosexuales, emos, floripondios, Uber sexuales y demás andrógenos… los estereotipos que nos están intentando vender caerán, y tengo una convicción absoluta "I have a dream" de que, en muy poco tiempo, el bigote entrará de nuevo a los cánones masculinos de belleza.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Mi apacible segunda vez

Por ahí un adagio popular revela: que en la mayoría de las ocasiones, la segunda vez es mucho más significativa, sustancial e importante que la primera. Previniendo la confusión y las críticas que generará la presencia de este tipo de temas en mi blog, aclaro que esta sección está dedicada a mi segunda experiencia victima del escamoteo.

Después de la amenaza clásica infundida por mi madre: “ya sabe que no puede andar por ahí dando papaya otra vez, esta ciudad se está volviendo muy peligrosa” con el miedo generalizado, mi cuerpo y mente ingresaron en estado de alerta. Ya creía que todo el mundo me iba a sacar un puñal, me iban a hurtar, a moler a golpes y a dejarme sin aire por robarme el celular nuevo (ese de emergencia que vale $40.000). Es así como me volví coleccionista de películas del maestro Bruce Lee, imitaba sus movimientos y enseñanzas a la perfección. Hasta realizaba el famoso salto apretando cuello mientras exprimía el puño y movía los labios en cámara lenta diciendo “atrévete a robarme ña ña”

El pasado viernes concluía clases en la universidad, y esa jornada se convertía en un momento ideal de celebración con los colegas. No era sólo un fin de semana, era Friday I 'm in love cadencioso, había rumba-concierto gratis de cuenta de la alcaldía de Medellín (para no entrar mucho en descripciones, conciban un concierto de George Barón, un poco más pequeño y sin Galy Galiano) Se veía un gentío de todo tipo y toda representación, estudiantes, obreros, amas de casa, niños, escolásticos, culebreros y hasta distinguí a Félix Zuluaga bailoteando con Yilmar Gómez al ritmo de los de Yolombó.

Con mi trauma reciente y prevenido con la multitud de malhechores potenciales, me dispuse advertirme. En el transcurrir de la noche ocurrió algo mágico, la masa me sosegó, el cúmulo de gente me manifestó protección y alivio. En ese momento de éxtasis y tranquilidad, olvidé todas las enseñanzas sobre serenidad y confianza que aprendí del maestro Lee (me explayé como dicen por ahí). Fue con ese estoicismo que me dispuse a bailar el cuadro y a tomar guaro, dejando entre renglones todo trauma pasado.

Que protegido me sentía, ni una sola señal de hurto, celebrando fin de año académico con mis amigos y sin preocupaciones en mi cabeza. El conciertazo estaba culminando y las personas se movilizaban en fila india, debido a la gran masa los estrujones eran involuntarios y constantes. Nadie se disculpaba por pisar una uña enterrada, al contrario, el sudor, el tufo y rostros iluminados por potentes reflectores se complementaban con los malos modales del “indio comido, indio ido”. Pero, recuerdo con desdén una silueta que tropezó de manera destemplada contra mi humanidad, y de la manera más cortés, y con voz varonil expresó “caballero excuse usted mi pisada”.

Aunque fue la única persona en arrollarme, los infinitos 10 minutos que tardaba en salir del evento, los disfruté con honda admiración hacía el sujeto amable y cordial. Cuando por fin logré salir de la multitud, revisé mis bolsillos para ver la hora… y ¡ah sorpresa, el económico celular LG, el que no tiene juegos, el que es a color forzado y sonido monofónico, ya no estaba! Sentí desfallecer y no sólo por estar incomunicado con el mundo, le di gracias a krishna por oír mis plegarias “oíste que la segunda vez que me hurten, sea con estilo, gallardía y profesionalismo”. Aunque no voy a negar la putería que me dio caer en las garras de tan escurridizo mapache, en esta oportunidad mi vida corrió menos peligro que la primera vez. De este incidente aprendí dos cosas:

Lo cortés no quita lo cabrón

Y puede que la primera impresión sea trascendental, pero la segunda es más auténtica y menos dolorosa.

Un cordial saludo a tan brillante cortabolsas digno ejemplo de Simón Templar (Roger Moore) en la serie The Saint, ese hombre no se despeinaba robando un banco. Y aunque no apruebo su labor, me rió con una lagrima rodando por mi cachete, por los 5 mil pesos que estoy seguro le dieron por mi cel y por la cara de gónada que me vió (juemadre devolveme la sim). En los próximos días incluiré en mi blog un retrato hablado del susodicho; esto para prevenir más hurtos con estilo y urbanidad.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Más tieso que gato de porcelana

Llegó Diciembre con su alegría, y seguramente, para mí, llegó de nuevo con encogimiento, desasosiego y ahogo.

Después de llevar todo el año intentando disipar mi falta de ritmo con pequeñas excusas (las cuales me he llegado a creer). A veces involucro el típico argumento machista, ese que dice “hombre que disfruta bailar es gay”, y hasta he revelado teóricamente una muestra de los cambios de las relaciones del pueblo antiguo con su conocimiento del mundo, por esta razón, se supone que las primeras danzas tuvieron un carácter religioso y sexual.
(Pa` resumir, los cavernícolas bailaban para follar o para agradecer al sol por quitarles el frío).

Diciembre me retrocede, me aniquila, juega con mi mente, me vuelve frágil y propenso a la crítica burlesca de mi familia; además, acaba con toda base teórica, humildemente trabajada en los últimos 11 meses.

Mi historia se parece mucho a la historia de Solano Patiño – un seudónimo de Andrecito Caicedo que protagonizaba aventuras caníbalescas y divertidas - el susodicho no sabía bailar, y por más que la mamá se desgastara enseñándole, menos aprendía – de ahí refuto a Darwin – ¿cómo un pelao con sangre valluna, de tez canela, con cutis moreno, labio de cimarrón y nalga de albino, no sabe bailar?

Mi madre malgastó buena parte de su vida intentando educarme en el baile. A la espera de resultados fallidos, migrañas múltiples y divisar un horizonte perdido, se vio obligada a revelarme el secreto mejor guardado de la danza, el milenario y sagrado “cuadro”. Y es que, finalmente fue ese secreto el que me enseñó a disminuir mis escarmientos juveniles.

La clave del “cuadro” está en visualizar un romboide imaginario, dividido en cuatro baldosas (preferiblemente de las que son amarillas-rojas-amarrillas- rojas), ya con la humanidad ubicada en un plano de 0º, mirando al frente (si es posible a los ojos de la pareja para generar seguridad) se empieza con movimientos mecánicos en dirección – pie derecho adelante, pie izquierdo zapatea sutilmente al derecho e inmediatamente se dirige hacía la izquierda, se repite el mismo movimiento al contrario y para atrás. (Suena difícil, pero en la práctica no lo es). Hasta yo lo aprendí.

El embrollo del paso está en complementar los movimientos con gracia y tono (ese que no tengo y no voy a tener). La formula para mi madre está en “mover los hombros”, “mover las rodillas”, “ponerle color al baile” y “dejarse llevar” ¡Eh ahí el dilema! Soy un feliz siniestro amotriz y no puedo hacer más de dos movimientos al mismo tiempo. En lo que llevo de vida, no he tenido muchos problemas al ser zurdo, menos en algunas ocasiones, como cuando llega diciembre y en mi casa bailotean ferozmente al ritmo de “Mar de emociones” esa que dice:

"Habla despacito bambole bambo bambole
metete a mi ritmo
bambole bambo bambole"

O cuando mis amadas tías entran en estado de embriaguez, ahí no puede faltar una tonadilla del gran maestro de la música techno de los años 70`s, Georgie Dann, con temas como “Moscú” y “el jardín de Alá” (canciones de las que quiero desvariar en un futuro)

Es así como este glorioso mes de fiesta y regocijo, se convierte en un referente importante para empezar una historia clínica con mi psicoanalista. Como dice Pablo Neruda y modificado a mí congoja:

Por eso Diciembre arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla con risas como marranada bailable

martes, 18 de noviembre de 2008

Embrollo piramidal

Ante la persistente y constante influencia que tienen los medios de comunicación Colombianos, el bombardeo del tema de las benditas pirámides ya me tiene tenso, cabizbajo, despescuesnarizorejado y hasta con gastritis.

Que las pirámides son un robo
Que los bancos son mejores
Que D.R.F.E
Tumbaos por pastusos
DMG rules
Exigimos nos la devuelvan
Plum explotó la guerra
Vender obleas si da etc.

Me motivé a modificar una de las imágenes más representativas de nuestra cultura popular; nótese que ando medio desocupado; es más creo que el poder de la agenda setting me hizo desvariar; erijo que lo quieren los medios en este país se resume en la siguiente imagen.

Para calcular el área de una pirámide sumamos el área lateral y el área de la base. El volumen es un tercio del volumen de un prisma de la misma altura.
A un banco solo se le calculan los intereses
Es que la economía es muy complicada no joda

lunes, 17 de noviembre de 2008

La decepcionante primera vez


¡Enhorabuena! con 24 años de edad ya era hora de que me saquearan, el pasado viernes tuve mi primera experiencia con la sustracción de mis bienes materiales, aunque como lo dije con anterioridad ya tocaba que me hurtaran, me siento más defraudado que la Cándida Eréndira, pobre niña guardó su don más preciado para terminar decepcionada y hasta terminó siendo mujer de vida alegre.

Me encontraba caminando a altas horas de la noche, por el mismo lugar que lo hago hace 6 años; aparece de la nada una silueta de un tipo rebosante de ganas de chuzarme y ante mi incredulidad y relajo lo miré a los ojos con gracia, él manilargo logró mantener la punta del acero en mi mondongo, con brillantes y originales frases como “el celular o la vida” o “no te hagas reventar esas tripas”, lo único que logró fue hacerme reír y responderle “espere yo termino de hablar y le doy el celular” sólo conseguí enfurecerlo más y allanar mucho más la lata oxidada en mi cuerpo.
Al final le entregué el celular y le dije que se tranquilizara, a la mala actuación de esa noche me siguieron una sarta de decepcionantes interrogantes; ¿hubiera querido que me robaran con más estilo? lastima esta vez no se pudo, será pa`la próxima, sin embargo, en la situación el cleptómano enmendó en parte su error amagando que se iba corriendo detrás de mi haciendo puñaladas al aire, a lo que huí del lugar un poco asustado, pero de poco sirvió, pues el mal despojo de mi humilde celular de 90.000$ no me preocupó de a mucho.

lo único que espero es que el siguiente hurto sea algo para la posteridad y no pase de ser un simple hecho del que no tengo mucho que contar.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Música y fútbol; fútbol y música


¿Qué más, si no felicidad, emoción desenfrenada y una gloriosa comunión panteísta con el Universo se pueden sentir al asistir a un concierto de rock realizado en un estadio de fútbol?

Creo que la piedra angular del patrimonio inmaterial de los jóvenes colombianos son el fútbol y la música, el tema podría dar para llenar páginas enteras con reseñas y testimonios, se le podría dedicar un capítulo a anécdotas como la de aquella vez que vino Metallica a Colombia y no realizaron el concierto en el Nemesio Camacho El Campín, porque un empleado de oficios varios confundió a Kirk Hammett con Leonel Álvarez.

Recuerdo que de pequeño anhelaba ser futbolista, aunque nunca me destaqué por mis habilidades deportivas, soñaba con marcar goles de tijereta como los hacía el glorioso Ferney “la bala” Upegui, hacer gambetas de ensueño y después de marcar el gol exponer un mensaje de amor para mi madre.

En sólo 90 minutos, conseguía plata, la gente me amaría y mi mamá estaría orgullosa; con las ilusiones y las ganas puestas, durante mi infancia alterné como lateral derecho (con posibilidades de ser volante creativo) en un equipo llamado “estrellas del congolo”, nunca ganamos un sólo partido, y fue en aquel club donde se fueron diluyendo de a poco las aspiraciones de ser un crack amado con estatua propia como el pibe Valderrama.

Después de unos años de insistirle al juego me voy dando cuenta que no sirvo para el gambeteo, y es así como en mi pubertad el sueño cambió de rumbo, ya quería ser un rockstar, ¡vida gloriosa ellos ganan más plata y se esfuerzan menos!, fue así como renuncié al deporte argumentando que si era músico no me iba a asfixiar y ganaría más dinero tocando un instrumento que corriendo detrás de un balón.

Igual no aprendí ni lo uno ni lo otro

En Colombia ya es fácil asistir a un concierto, pero ojalá en un futuro no muy lejano, se realicen en un estadio y no en una plaza de toros… el sentimiento no es el mismo y desde mis argumentos que se esgrimen a favor del antitaurismo, elevo mi voz para que los que no pudimos cumplir nuestros sueños al menos nos dejen disfrutar de magna comunión psicodélica – Fútbol y Música

Muchachón bostachón

Después de muchos devaneos frustrados parece que por fin encontré el sentido de mi existencia; ya me harté de estar complicándome la vida pensando en teorías, paraboloides hiperbólicos y en variado tema de interés “cultural”.

Eso descubrí el día de ayer mientras me afeitaba y siempre ajeno al discurrir de otros temas cotidianos, me preguntaba, ¿me luce el bigote?, y es que hablar del bozo no es nada fácil, quizás porque ando resignado casi perturbado por tamaña responsabilidad que las hormonas ponen sobre mis hombros.

Alguna vez sentí desfallecer, no quería continuar rasurándome y traté por todos los medios conocidos detener el prolongado y rápido crecimiento del mostacho, me asesoré con yerbateros, vendedores de pócimas y chamanes de dudosa procedencia, pero los resultados fueron desastrosos, sufrí reacciones alérgicas, nauseas e intensos dolores de cabeza por el pesado olor de la penca de sábila mezclado con la uña de gato.

Tras sobreponerme de una serie de lesiones faciales y asimilar mi relativo fracaso, mi vello entró en una etapa de estancamiento. No fue hasta ese momento, que descubrí un maravilloso texto llamado “El Bigote” escrito en 1883 por Guy de Maupassant, en el texto una dama de la nobleza, hace toda una apología del bigote, explicando las ventajas de este cúmulo de pelos sobre el labio. Es así como le encuentro significado a las pequeñas contrariedades de mi existencia y pienso que tal vez, en un futuro no muy lejano, luzca un hermoso y orgulloso bigote, porque como dice Guy de Maupassant “En serio, un hombre sin bigote deja de ser un hombre”